10.7.09

Un largo y furioso silencio me puebla...

Todavía no sé escribirte, amiga mía, todavía quiero esperarte...

Estas palabras de Miguel Hernández vinieron como un hacha sedienta a golpear en mi pecho aturdido y colmado de tu ausencia.

Volveré a pensarte con palabras, a besarte con mis versos y a abrazarte con mis lágrimas en cada sílaba de tu amado nombre...

Sólo por ahora, adiós, querida amiga...

“…Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedientas de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte…”





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