
Primer compás. Arpegio simple.
En mi menor está bien.
El tipo evoca
su alegría pasada, amargamente:
dolor de ya no ser
mujer impía no falta,
madre santa tampoco,
la condena, la pena
que se incendia en la copa
que el pobre Cristo apura
hasta la injuria
mientras
la furia lo convoca
y toca –inútilmente-
el rostro de la amada
en el humo sinuoso
de un cigarrillo largo
y se embriaga y medita
pleonasmos recurrentes-,
“Solos venimos, solos,
y vamos solos, vamos.
Sólo de paso estamos…”
-Solo de piano-. Coda.
Finalmente le pone
pretextos a la muerte,
se encoge de su suerte,
se abraza de su cuita
y se va cabizbajo,
Arenales abajo
pateando una piedrita.
V.M
(c) copyrigth
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