8.10.07

Tres instantes del amor

Como tres largos parpadeos, como tres frutos arrancados en distintas estaciones... y el sabor, luego el regusto y finalmente el resabio, de una pasión mordida por el tiempo.



I


Cómo decir de pronto esta apretada
Voz que canta en la cima de mi pecho
Y entre los restos de mi ayer deshecho
Se yergue rudamente de la nada.

En furiosa alegría se levanta
Voz que de vos nació, como un murmullo,
Voz que regresa con el nombre tuyo
Hacia mi boca que en tu nombre, canta.



II

De pronto temo, amor, este destino
de amarte en cada cosa que te nombra...
-Pienso en la luz, que acaba con la sombra
y a la vez la prolonga en el camino-.

Es que ha tu amor reverdecido tanto,
abrigado sus ramas mi tristeza
de un modo tal, que su naturaleza
le dio a mi voz la razón de su canto.

Y entonces temo, amor, tiemblo en las horas,
porque el otoño traiga en su marchita
sed de amarillas muertes la visita
de un dolor que a mi puerta se demora...
No quiero deshojarme en la agonía:
si tu amor me alimenta cada día,
¿por qué siento que a veces me devora?.

III



El día es un ejército de adioses.
La noche es un rosario de recuerdos.
Los minutos furiosamente lerdos.
El silencio atormentado de voces.


Entre pecho y espalda sólo apenas
un cavilar errático se inflama.
Arde mi corazón su vieja llama
encendida en los surcos de mis venas.


Yo tengo que arrancarte con mis manos
de la fecunda tierra en que has crecido.
Yo tengo que arrojarte de ese nido
que soñé para dos con afán vano.
Esta es mi hora de dolor y olvido.
No me consuela saber que me has querido.

(c) copirigth

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Yo opino, tú opinas...

Gira, el mundo gira...


contador de visitas