23.3.10

Gabriel Sainz: Pintor

Lo que a menudo se denomina pomposamente curriculum, suele ser una lista más o menos engorrosa de detalles y lugares que antes que anoticiarnos sobre la vida del sujeto en cuestión, ponen en evidencia nuestra vagancia mental, nuestros actos pretéritos ayunos de cualquier paso digno de mención, siquiera de memoria.

Por esta razón, no los agobiaré con la prolija sucesión de trabajos de este maravilloso artista... hablarán por él sus obras. Yo me atreveré a escorchar con algunas intervenciones poéticas, como ya es mi menesterosa costumbre.


Con ustedes, el artista: Gabriel Sainz





La sinrazón


"Heme aquí
Con el alma asediada
Una flor contra el viento
Un grito en la tormenta
La sonrisa partida en mil pedazos
La voluntad perdida
En un mar de esperanzas y culebras
La culpa de no haberme equivocado
El error luminoso y absoluto
Ostentando su brillo conquistado
En mil batallas en donde una niña
Pierde otra vez su corazón de felpa..."





La niña


"Yo pude ser la otra, la mitad de la niña condenada a nacer. El costado siniestro de esa idea con hoyuelos. Yo pude ser el monstruo, el error contundente, la oración mutilada. Pude encarnar el miedo y el fracaso en escalas. Elegí reencarnarme en el sonido, en la palabra que agita las aguas del silencio, en la verdad que arranca de cuajo los papeles escritos en el viento.La niña con su vestido de sangre y su muñeca anquilosada en brazos se para frente a mí, como un espectro bello y luminoso. Apenas se sonríe. Yo la beso. Yo pude ser aquella y fui la otra. Quién llora de este lado del espejo, no importa. Viven en mi asimétrica existencia, mi renga humanidad de porcelana, la niña y la mujer que escribe a solas. Cuando la noche cierra sus labios sobre mis presentimientos, cuando el silencio aúlla en la voz de mis muertos yo me abrazo a esa otra, a la niña que arrastra su infinita pregunta y la miro a los ojos para leer respuestas que acaso no soporte, que no vendrán a tiempo. Sobre un signo de muerte estaqué mi bandera. Fatigué soledades bajo el sol de la espera hasta llegar a mí. Y aquí estoy, arrastrada a un destino de hiedra bebiendo de los muros, amante de la sombra, la piel enverdecida y en la raíz reseca acechando la vida. Son tantos los recuerdos que podría matarme el olor de la lluvia cayendo sobre el pasto y en mis horas de espanto, balanceando a mi niña en un rincón vacío me incorpora el ensueño de un paisaje lejano y la felicidad entonces se parece a una casita blanca bajo un árbol salvaje.

"Nadie debe extrañarse
Si una tarde de estas
Abre mi pecho mustio una rama impetuosa.
Porque mi corazón está muriendo ahora…
Un río caudaloso lo arrastró hacia la mar
Y en mi pecho allanado, vacío, ya sin eco,
He sentido crecer una raíz de ausencia,
Un árbol de silencios, de olvidos gritadores
Que habitan en mi centro,
En un lugar sin dónde..."

"... De mi pecho sangrante está brotando ahora
Una flor cenicienta enferma de ilusiones.
Mi corazón se esconde detrás de dos palabras.
Corazón que no es mío.
Corazón que no es tuyo.
Un corazón de nadie.
+
Debo olvidar que existo
Para nacer de nuevo."


LUNA
+
"Magna diosa que habitas
las arenas del sueño
de quien mi amor es dueño.
Fugitiva sin sombra,
derrama tu blancura
sobre mi desventura (...)
Oh, luna conquistada,
alumbra mi quimera
tu inmaculada espera.
Tu clara compañía
me escolta siempre fiel
con su blanco oropel.
Cuando Febo te mire
con sus ojos de fuego
diciéndote hasta luego,
No deshojes las flores
de tus presentimientos
sobre mis pensamientos.
Almita malquerida,
no llores tu destino
de ensueño vespertino.
Sobre mi melodía,
no derrames tu llanto
de amor y desencanto.
Sólo llena tu copa
de fulgor desbordante
y asoma tu talante.
Oh, Luna, vuelve siempre
a arrullar mi poesía
hasta llegar el día
y descansa en mi almohada
tu cabellera cana:
oh, luz, amiga, hermana.



" Y entonces una voz enfatizó el silencio entre las sombras.
Tan evidente, unánime y certera fue la respuesta: Porque sí."


Cambio

"La viajera inconclusa, la que quiebra el silencio de la espera con un grito amordazado y lento como el bostezo fúnebre que ronda las salas de espera. La peregrina errante, la de los ojos largos como andenes, necesita una tregua. Poner un punto allí, decisivo y final como el crepúsculo. Que caiga como un fruto madurado y se pudra y se funda con la tierra para ser otra cosa. Una parte de algo que no le pertenezca, que ya no la desgarre como una tela al viento."



"Por el umbrío callejón de mis ansias, en lo estrecho de mis horas, voy y vengo. Desde el abismo sutil en el que muero a diario, mi corazón se lanza al aire, se suspende en la noche del grito y es una flecha de sangre despedida, arrojada en el miedo, en el espanto cuervo, en el amor crisálida. Voy y vengo. En la espesura de un sueño, me desgarro de mí, me desentiendo de todos los espejos y señales. Voy y vuelvo de mí: fiera asediada, sombra rumbosa, pregunta que se arrastra.No quiero este dolor de niño solo, de final de año, de risa que se llora mientras mi soledad, vieja saeta, baila en el viento.La flecha está en el aire, Señor, tú la lanzaste. Voy y vengo, relámpago, golpe, sablazo, látigo. La flecha está en el aire pero dónde irá a hundirse mi corazón sangrante que a olvidado su blanco."


Estar seguro de cualquier cosa, menos de la posesión del amor...


"No te alarmes, mi bien, si sospechando
que el luto por tu amor me arrancaría
cien días con sus noches, todavía
te sigo amando. No diré hasta cuándo.
No te extrañes si una tarde, resuelta,
te digo que ya está, que lo he soltado,
que el tiempo con su frío lo ha arrojado
lejos de mí. Que llevo el alma suelta
del lazo de tu amor que até a mi vida.
Que estoy de nuevo así, como desnuda,
con la ardorosa savia de la duda
otra vez en mis venas encendida.
Que vuelvo a estar a solas con mi herida
y en soledad, alerta, frágil, muda."

Temor
"De pronto temo, amor, este destino
de amarte en cada cosa que te nombra...
-Pienso en la luz, que acaba con la sombra
y a la vez la prolonga en el camino-.
Es que ha tu amor reverdecido tanto,
abrigado sus ramas mi tristeza
de un modo tal, que su naturaleza
le dio a mi voz la razón de su canto.
Y entonces temo, amor, tiemblo en las horas,
porque el otoño traiga en su marchita
sed de amarillas muertes la visita
de un dolor que a mi puerta se demora...
No quiero deshojarme en la agonía:
si tu amor me alimenta cada día,
¿por qué siento que a veces me devora?." ´
***
Todos los versos pertenecen a Victoria Morán (c) copyright

4 comentarios:

  1. Qué buen blog, te felicito, anduve leyendo algunas poesías y otras pocas prosas, volveré.

    Saludos
    Jeve.

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  2. ¡Serás bienvenido! Gracias...

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  3. victoria..la mia de poder leerte ,
    estremecida en versos ,
    en sensaciones que hago mias ,
    victoria en el encuentro.

    besot!laura

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  4. Lo vi en canal A y me gusto muchísimo su pintura mas explicaciones, gracias

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