9.3.09

Calles y poemas...

Yo sé que es un despropósito, una falta de criterio y tal vez una vana arrogancia barajar mis humildes versos junto a naipes tan mentados como los que siguen debajo.
Por eso, dejemos el buen vino para el final, y apuremos el mal trago lo más rápido posible.

Todo comienza con una necesidad.

Los amigos psicoanalistas hablarán de carencia y por qué no, de deseo. Es en realidad una buena excusa que nos viene a cuento, que encaja en el engranaje de nuestro sistema inmunológico en alerta -llámese alma-, y pone a trabajar el motor de nuestra voluntad.

Así, una tarde cualquiera me encontré mirándome las venas, ayuna de todo excentricismo y manía depresiva, miraba mis manos delgadas, con una tierna adoración.

Abría y cerraba a estas amigas, tocando en el aire con mis dedos finos una melodía imaginada por nadie.

De pronto el poema, que viene a sacarme a patadas algunos viejos y conocidos temores, me embadurna las manos de una nostalgia casi infantil. Tan propia de mi niñez como los oscuros pensamientos que acechaban las vigilias de mis sueños en aquellos días.
No está mal descubrir a los once años "La divina comedia"del Dante y la "Antología poética" de Alfonsina Storni. Pero después hay que dormirse...
Una mezcla de esto y aquello, un recuerdo que punza y una ausencia que sonríe desde lejos.
Ahí, el poema.


CALLEJONES


Hay lentos callejones en mis venas,
largos pasajes de piedra y musgo,
llenos de sombra y sombra de mi sangre.
Andenes cenicientos oliendo a ausencia y barro
se tienden en mis venas llamando a golpes secos
y rudos, en la sangre
anido los caminos baldíos del volver.
Ando siempre volviendo, huyendo, desandando,
olfateando la sal de mis remordimientos.

Los mares del olvido se agitan en la noche,
las olas van dejando rostros de arena y sueño
sobre mis pies descalzos.
Es la espuma de un sueño,
eso es, sólo espuma
burbujeando en mis dedos.

Un coro de sirenas lanza tu nombre al viento,
al vacío infinito que tu inercia comprime
asediándolo todo,
te respiro, te exhalo,
te inspiro, te retengo,
el oxígeno apenas se absorve por mi tallo.

Lentamente se vuelven callejones de sombra
mis venas que en racimos violáceos se consagran
frente el altar desecho de un amor aterido.
Ante el dios de mi pena despojaré mi sangre
mientras te pienso lejos,
mientras no sé si exista.


Victoria Morán
(c) copyritgh



POEMA DE UNA CALLE


Amo esta calle, y amo sus tristes casas
en las que se entristecen cumpleaños y bodas,
porque esta calle triste, se alegra cuando pasas
tú, mujer preferida entre todas.
Amo esta calle acaso porque en ella subsiste
no sé qué somnolencia de arrabal provinciano.
Pero a veces la odio, porque aunque siempre es triste
me parece más triste cuando te espero en vano.
Y yo bien sé que esta calle nunca podrá ser bella
con sus fachadas sucias y sus portales viejos.
Pero sé que es distinta cuando pasas por ella
y te miro pasar... desde lejos.
Por eso amo esta calle de soledad y hastío
que ensancha sus aceras para alejar las casas.
Mientras te espera en vano mi corazón vacío,
¡que es una calle triste por donde nunca pasas!

José Ángel Buesa


LA CALLE

Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene; si corro, corre.
Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle donde nadie
me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

Octavio Paz



CALLE CON ALMACÉN ROSADO


Ya se le van los ojos a la noche en cada bocacalle
y es como una sequía husmeando lluvia.
Ya todos los caminos están cerca,
y hasta el camino del milagro.
El viento trae el alba entorpecida.
El alba es nuestro miedo de hacer cosas distintas y se nos viene encima.
Toda la santa noche he caminadoy su inquietud me deja
en esta calle que es cualquiera.
Aquí otra vez la seguridad de la llanura en el horizonte
y el terreno baldío que se deshace en yuyos y alambres
y el almacén tan claro como la luna nueva de ayer tarde.
Es familiar como un recuerdo la esquina
con esos largos zócalos y la promesa de un patio.
¡Qué lindo atestiguarte, calle de siempre, ya que miraron tan pocas cosas mis días!
Ya la luz raya el aire.
Mis años recorrieron los caminos de la tierra y del agua
y sólo a vos te siento, calle dura y rosada.
Pienso si tus paredes concibieron la aurora,
almacén que en la punta de la noche eres claro.
Pienso y se me hace voz ante las casas
la confesión de mi pobreza:
no he mirado los ríos ni la mar ni la sierra,
pero intimó conmigo la luz de Buenos Aires
y yo forjo los versos de mi vida y mi muerte con esa luz de calle.
Calle grande y sufrida,
eres la única música de que sabe mi vida.

Jorge Luis Borges

Y hacia el final, una imperdible versión del tango "Senda florida" en la voz del más grande: Carlos Gardel.

¡Escuchá al Zorzal criollo cantando este bellísimo tango! AQUÍ
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SENDA FLORIDA

Letra de Eugenio Cárdenas
Musica de Rafael Rossi

Por esta senda donde un bello ruiseñor
cantaba alegre sobre un viejo ventanal.
Por esta senda yo he volcado de mi infancia
las arrogancias de mis años de esplendor.
Aquí del canto de las brisas aprendí
las armonías de una dicha singular
y el alba radiante con su deslumbrante
corona de luces me enseñó a adorar.
Bella senda,
donde mi alma aprendió a querer...

Donde con mi juego placentero
pasé los años primeros
que ya no pueden volver.
Felices años
que adoraba con vehemencia
bajo el cielo de inocencia
que me hacia estremecer.
Soy un jilguero
que va volando, volando,
y su canto va dejando
con infinito fervor.
Pues en tu senda
que esta llena de esplendores,
con las más fragantes flores
hice mi nido de amor.

En un recodo de tu senda está mi hogar
donde mi amada con dulcísima emoción
dice a la vida la belleza que la inunda
con las palabras que modula en su canción.

Senda florida que jamás olvidaré...
Bendita senda donde las dichas bebí.
Y que has perfumado el goce anhelado
de verme inundado de azul porvenir.

Vaya una anécdota del Maestro Carlos García, sobre el Morocho:

"Para hablar de Gardel abro un signo de pregunta: ¿Cómo sería Buenos Aires si Gardel no hubiera nacido?. Es el único que supo rescatar lo mejor de la ciudad y se lo entregó con el alma a la gente de Buenos Aires. Su pueblo se identificaba plenamente con lo que él le proponía.Tuve la suerte de conocerlo cuando yo era pianista de la orquesta de Roberto Firpo. Fue en Radio Belgrano y recuerdo que terminó de cantar "Senda Florida", se tapó la cara con un pañuelo y exclamó: "Que lindo tango, lo cantaría toda la vida". Para mí fue la mejor síntesis de que en lo que hacía se entregaba con todo".


No dejen de visitar este excelente post con jugosas anécdotas sobre Gardel, sus discos, repertorio, música y videos originales. Aquí!


Espero que les haya gustado tanto como a mí...

Victoria

2 comentarios:

  1. Segunda vez que te leo y siguen caprichosas las ideas en no ser mías.
    Es extraña esta sensación, a veces insoportable: cuanto más conmovido estoy, cuánto más quisiera decir, un suspiro con berretín de palabra me inunda la boca.
    ¡Qué bello escribís!

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  2. ¡Gracias Pablo!
    Frecuento los suspiros de los que hablás. También un incierto rubor, extraña alquimia entre admiración y pudor al leer a los grandes poetas, que ya lo han dicho todo, antes y mejor. Cuando Borges comienza diciendo: "Ya se le van los ojos a la noche en cada bocacalle
    y es como una sequía husmeando lluvia...". ¡Qué querés! A mi me asusta la claridad y la belleza de esos versos. Y entonces sí, se impone un suspiro, misterioso.

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