1.2.08

Alejandro Dolina, un ángel anda suelto...

Podría declarar aquí mismo "Dolina es mi padre", y mis palabras no serían del todo una falsedad, aún cuando faltar a la verdad ya no escandalice demasiado a nadie.
Es Alejandro el secreto e inadvertido mentor de esta cantora de tangos y poeta advenediza. Es además, el eslabón inicial de una cadena de sucesos fantásticos y reveladores que fueron delineando el garabateado mapa de mi modesta existencia.
Descubrir su voz una noche cambió mi vida para siempre...
Tenía 15 años, estaba recuperándome de mi décima intervención quirúrgica, esta vez sería la última -aunque no fue así- y los médicos me habían advertido: "Nada de risas y prohibido tocar flauta", instrumento que me acompañaba en cada internación. La advertencia tenía una lógica: habían reconstruído parte de mi maxilar inferior. Sin embargo, lo primero que hice fue invocar el sonido de ese pequeño instrumento, quizá interpretando "El choclo" o "El día que me quieras". Aún me faltaban las risas.
Al volver a casa la radio era toda mi compañía y así fue cómo cambiando el dial a suerte -siempre la suerte- y verdad, escuché por primera vez a Dolina, en su programa "El ombligo del mundo".
Y entonces las risas llegaron, y la alegría de reír, y la reflexión en el pensar, y la inquietud musical y literaria, ya anidada en mí desde pequeña. De pronto encontré un sendero posible, arduo, complejo y maravilloso que se extendía ante mí. Conocí a Nelly Omar y supe que quería ser cantora de tangos, que quería hacer eso que ella hacía. Y la escuché por primera vez en el programa de Alejandro, cantando el vals "Parece mentira".
Comencé a estudiar piano por curiosidad del ánimo y porque comprendí, tempranamente, que aquellos que no hemos sido convidados con la virtud de la belleza, tal vez la única virtud que le emparda al conocimiento, tenemos el deber de forjar nuestro espíritu a puro talento para lograr cierto encanto.
Y casi no había autor que Dolina citara que yo no quisiera leer, de modo que él también perfiló mis gustos literarios, aún cuando ya hubiese leído al Dante a los 12 años y aprendido de memoria "Gracia plena" de José Pedroni. (Lo de aprender de memoria es literal; ¡tenía tanto tiempo!).
Pasan los años y todos los caminos conducen a Roma: en enero de 1996 Stronatti lee, ya en el programa "La venganza será terrible", una gacetilla acerca de un concurso de cantores en Artigas y César Díaz; si no fuera porque enseguida Alejandro contó la historia de la calle Artigas no me hubiera incorporado en mi cama para no dormirme. Anoté la dirección, concursé en el certámen, gané un 23 de marzo y así nació Victoria Morán, nombre que le pertenece en parte a mi amada abuela Victoria, a quién solían llamar "la Vittoria".
Por eso "Dolina es mi padre" no está lejos de la verdad. Es en todo caso el padre de Victoria Morán.
En lo que a mí me toca, espero ser merecedora de tan inesperada paternidad. Mi atrevimiento me ha llevado a afirmar que también Gardel es mi padre, o debería ser el progenitor de todos aquellos que cantamos el tango, aunque en vistas de cómo se canta en estos días, se esté pareciendo cada vez más a un tío del campo.
En fin, me pareció que publicar textos de Dolina sin una mínima intervención para contarles su angélica influencia en mi existir, era un poco ingrato de mi parte. Aquí llega su voz a través de su libro "Crónicas del Angel Gris" y a ver si prestan atención que nunca se sabe cuándo una sola palabra es definitivamente una señal de algo superior.

V.M




HISTORIA DEL QUE ESPERÓ SIETE AÑOS

Jorgen Allen, el poeta, amaba a una joven pechugona de los barrios hostiles. Según se supo después, alcanzó a ser feliz. Una noche de junio, la chica resolvió abandonarlo. -No te quiero más -le dijo.
Allen cometió entonces los peores pecados de su vida; suplicó, se humilló, escribió versos horrorosos y lloró en los rincones. La pechugona se mantuvo firme y rubricó la maniobra entreverándose con un deportista reluciente.
El poeta recobró la dignidad y empleó su tiempo en amar sin esperanzas y en recordar el pasado. Su alma se retempló en el sufrimiento y se hizo cada día vez más sabio y bondadoso. Muchas veces soñó con el regreso de la muchacha, aunque tuvo el buen tino de no esperar que tal sueño se cumpliera.
Más tarde supo que jamás habría en su vida algo mejor que aquel amor imposible. Sin embargo, una noche de verano, siete años y siete meses después de su pronunciamiento, la pechugona apareció de nuevo. Las lágrimas le corrían por el escote cuando confesó al poeta: -Otra vez te quiero.
Allen nunca pudo contar con claridad lo que sintió en aquellas horas. El caso es que regresó a su casa vacío y desengañado. Quiso llorar y no pudo. Nunca más volvió a ver a la pechugona. Y lo que es peor, nunca más, nunca más volvió a pensar en ella ni a soñar en su regreso.


HISTORIA DEL HOMBRE QUE SABÍA QUE IBA A MORIR UN VIERNES

Los poderes del Ángel Gris son muy limitados. Apenas si es capaz de humildes milagros de cuarta categoría. Por eso, cuando trata de favorecer a alguien, lo más probable es que lo reseque para todo el viaje. Una tarde, el Ángel comunicó al farmacéutico Luciano B. Herrera que su muerte se produciría un día viernes.
Al principio, el sujeto aprovechó el dato con cierta astucia: arriesgaba la vida sin temores en sus días de inmortalidad, mientras que los viernes se encerraba bajo siete llaves.
Muy pronto el miedo comenzó a trastornarlo. Los domingos y lunes mantenía una relativa calma. Los martes y miércoles lloraba en silencio. Los jueves visitaba a sus amigos y parientes para despedirse de ellos. Los viernes enloquecía y suplicaba clemencia a gritos. Los sábados se emborrachaba para festejar su buena suerte.
Las cosas fueron empeorando. Herrera tuvo que cerrar la farmacia, cayó en la miseria y adquirió una merecida reputación de chiflado.
Se suicidó un martes, ante el beneplácito de quienes sostienen la doctrina del libre albedrío.
Los Refutadores de Leyendas pretenden demostrar la inexistencia del Ángel Gris con esta historia, que apenas alcanza para demostrar su ineficacia.


HISTORIA DE LA MUJER DEMASIADO HERMOSA

En la calle Bacacay vive una mujer muy hermosa. Tan hermosa que no es posible describir su aspecto, pues quien alcanza a verla se muere. La mujer está triste y desesperada.
Todas las noches se sienta frente al espejo y pasa largas horas tratando de afearse con estuques y carmines. Pero no hay nada que hacerle: cada día está más linda y más sola.
Su hermana —dicen— no vale gran cosa y sin embargo tiene uno o quizá dos novios.
Los muchachos valientes de Flores juran que son capaces de desafiar a la muerte con tal de ver a la mujer demasiado hermosa.
Pero siempre llaman a puertas equivocadas, donde los reciben señoritas vulgares o japoneses que no comprenden el idioma.


HISTORIA DE LOS DEMONIOS DEL BAÑO DE LA ESTACIÓN

Una noche de invierno, el guitarrista Pizzurno se metió en el baño de la estación Flores.
Mientras trataba de acomodarse en las inhóspitas instalaciones, surgieron de lo profundo unas enormes garras. Pizzurno trató de huir, pero fue aprisionado y hundido, a través del sanitario, en un infierno fétido. Allí está todavía, prisionero de los demonios, que lo obligan a realizar humillantes comisiones. Sus lamentos se oyen en las noches serenas. Algunos crotos dicen haberlo visto remolcando barcas infernales bajo la avenida Juan B. Justo, tumba del Maldonado.
Por eso nadie entra jamás en el baño de la estación Flores.
Los peregrinos apurados prefieren pedir permiso en las casas cercanas —en último caso— arriesgarse en los bares de la calle Artigas.
En la boletería del ferrocarril aún guardan la guitarra de Pizzurno.


HISTORIA DE LA MANZANA MISTERIOSA DE PARQUE CHAS

Existe en el barrio de Parque Chas una manzana acotada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra.
No es posible dar la vuelta a esa manzana.
Si alguien lo intenta, aparece en cualquier otro lugar del barrio, por más que haya observado el método riguroso de girar siempre a la izquierda o siempre a la derecha.
Muchos investigadores han intentado la experiencia formando grupos numerosos. Los resultados han sido desalentadores. A veces sucede que el paseante sigue en la misma calle aun después de doblar una esquina.
En 1957, un grupo de exploradores franceses desembocó inexplicablemente en la estación de Villa Urquiza.
Urbanistas catalanes probaron suerte formando dos equipos y partiendo cada uno en dirección opuesta. En cualquier manzana de la ciudad es fatal que los grupos se encuentren en la mitad del recorrido. Pero en este lugar no sucede tal cosa y hasta se han dado casos en que un equipo alcanza al otro por detrás.
Los más pertinaces han realizado excursiones a través de los fondos de las casas, con el resultado de aparecer siempre dejando a sus espaldas calles que no habían cruzado jamás.
En estas experiencias se descubrió que muchos vecinos son incapaces de indicar en qué calle viven. Asimismo, existen casas que no dan a ninguna calle. Sus habitantes se alimentan de sus propios cultivos o de lo que generosamente les pasan por sobre las medianeras.
Los taxistas afirman que ningún camino conduce a la esquina de Àvalos y Cádiz y que, por lo tanto, es imposible llegar a ese lugar.
En realidad, conviene no acercarse nunca a Parque Chas.


Cuentos de Alejandro Dolina en la red:
http://www2.informatik.uni-muenchen.de/dolina/



Palabras del negro Dolina extraídas de su programa radial, “La venganza será terrible”.


"El verdadero milagro de la vida no es encontrarse con uno mismo, que después de todo no es más que una paradoja de quinta... Lo importante es encontrarse con alguien.


Esos efímeros puentes que dentro de este mundo de islas algunos suelen tender; efímeros porque duran muy poco y hechos quizás de la misma materia de la que están hechos los sueños.
Por ahí, cada tanto, en esa horrenda soledad que es la vida, uno liga un puente.
Un puente que se puede tejer con un cariño o con un amor; quiere decir que en este mundo donde todas las citas son fallidas, o casi todas las citas son fallidas, en donde casi todo consiste en ir a esquinas donde nadie acude, en donde casi todos los encuentros fallan.


Mi vida es ir a buscar y no encontrar, y es así... Salvo alguna que otra vez, como flechas luminosas en la noche, en que uno va a una esquina y hay alguien, bueno... yo creo que eso merece festejarse y festejarlo con dignidad, y hacer digno ese pequeño puentecito que se ha tendido.
Solo una vez en la vida de un hombre pasa un centímetro cúbico de suerte y solo la pescará el que este todo el tiempo atento. Nos toca solo un cachito de suerte en la vida y el peor de los
pecados es dejarla pasar.

Hay que estar atento a las señales, atento a las citas,
que se cumplen pero son muy pocas, atento a los sueños que se dan, pero son muy pocos...."





Gracias Negro querido!!!


-Victoria-






2 comentarios:

  1. Che que linda que era Nelly Omar!! Que mina!! Y asi se explica que Manzi le escribiera Malena para ella. Salute, Juan

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  2. Era linda, sí... pero sobre todas las cosas llevaba el alma en su voz, cantaba y canta como ninguna. Yo creo que Manzi se enamoró de esa voz, de la presencia y el aroma que esa voz dejaba en el aire. Lo demás viene por decantación. ¡Cómo no escribirle!. Por eso, el 2 de mayo todos los baqueanos de esa voz tenemos una cita con la emoción en el Luna Park: imperdible!. Gracias por escribir, Juan. ¡Saludos!

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