
¡Navidad enlunada a plenitud!
La vieja antorcha -la farolera errante- fue más deslumbrante que cualquier fuego de artificio en esta Nochebuena.
Carruaje de las musas, compañera de insomnio... no basta con tender rojas palabras a tu paso, pero aquí van las mías, tan niñas, boquiabiertas y encantadas bajo tu luz amiga.
LUNA
Magna diosa que habitas
las arenas del sueño
de quien mi amor es dueño.
Fugitiva sin sombra,
derrama tu blancura
sobre mi desventura.
Monedita de plata,
el metal de tu brillo
chasquea en mi bolsillo.
Farolera de insomnios,
enamorada errante
redondamente amante.
Eres grata a mis ojos
rondando en los umbrales,
durmiendo en los parrales.
Eres suave a mis penas,
cabalgando en la altura
de estrellada montura.
Vértice de mi alma,
qué prodigiosa lumbre
vive en tu mansedumbre.
Barrilete de tiza,
qué figura intrigante
se esconde en tu semblante.
Oh, luna conquistada,
alumbra mi quimera
tu inmaculada espera.
Tu clara compañía
me escolta siempre fiel
con su blanco oropel.
Cuando Febo te mire
con sus ojos de fuego
diciéndote hasta luego,
No deshojes las flores
de tus presentimientos
sobre mis pensamientos.
Almita malquerida,
no llores tu destino
de ensueño vespertino.
Sobre mi melodía,
no derrames tu llanto
de amor y desencanto.
Sólo llena tu copa
de fulgor desbordante
y asoma tu talante.
Oh, Luna, vuelve siempre
a arrullar mi poesía
hasta llegar el día
y descansa en mi almohada
tu cabellera cana:
oh, luz, amiga, hermana.
(c) copyrigth
La vieja antorcha -la farolera errante- fue más deslumbrante que cualquier fuego de artificio en esta Nochebuena.
Carruaje de las musas, compañera de insomnio... no basta con tender rojas palabras a tu paso, pero aquí van las mías, tan niñas, boquiabiertas y encantadas bajo tu luz amiga.
LUNA
Magna diosa que habitas
las arenas del sueño
de quien mi amor es dueño.
Fugitiva sin sombra,
derrama tu blancura
sobre mi desventura.
Monedita de plata,
el metal de tu brillo
chasquea en mi bolsillo.
Farolera de insomnios,
enamorada errante
redondamente amante.
Eres grata a mis ojos
rondando en los umbrales,
durmiendo en los parrales.
Eres suave a mis penas,
cabalgando en la altura
de estrellada montura.
Vértice de mi alma,
qué prodigiosa lumbre
vive en tu mansedumbre.
Barrilete de tiza,
qué figura intrigante
se esconde en tu semblante.
Oh, luna conquistada,
alumbra mi quimera
tu inmaculada espera.
Tu clara compañía
me escolta siempre fiel
con su blanco oropel.
Cuando Febo te mire
con sus ojos de fuego
diciéndote hasta luego,
No deshojes las flores
de tus presentimientos
sobre mis pensamientos.
Almita malquerida,
no llores tu destino
de ensueño vespertino.
Sobre mi melodía,
no derrames tu llanto
de amor y desencanto.
Sólo llena tu copa
de fulgor desbordante
y asoma tu talante.
Oh, Luna, vuelve siempre
a arrullar mi poesía
hasta llegar el día
y descansa en mi almohada
tu cabellera cana:
oh, luz, amiga, hermana.
(c) copyrigth
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Para seguir admirándola, 24 imágenes de la Luna aquí
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