19.1.10

Hojas sueltas...

"La memoria de un sueño en el que fuímos otros. La sensación, apenas un suave escozor en las yemas de los dedos, de haber sido feliz acariciando el lomo de un caballo. La pureza animal de la infancia llena de una perplejidad infinita. El recuerdo tiznado de alguna despedida. La primera vez en que llegamos al final de algo, para bien o para mal. El primer odio. Aquella vez en que nos vimos llorar frente a un espejo. La mirada que queda flotando después de una pregunta respondida con el más hondo silencio. El día en que dejamos de preguntarnos ¿por qué?. La mañana en que nos despertamos sabiendo que algo había cambiado para siempre. La noche en que sentimos que la palabra nunca era todo lo que quedaba de un viejo sueño. Una carta esperada con premura y abierta con palidez. Una nota alcanzada por el mozo mientras un par de ojazos cruzan el salón. Una coincidencia tan fantástica que marcaría como un sello el resto de nuestras vidas. El amor y su largo capricho. La pasión y su frágil crisálida. El terror de estar amando al fin. La paz de ser amado. Todo eso y algo más que se me escapa, en esta medianoche solitaria, escuchando Tchaicovsky como en sueños, entre la realidad y la memoria. ¿Qué habrá detrás de hoy? : un hoy nuevito, listo para lucir en el ojal…"



"Que no se debe escribir con la pena abierta. Que no. Que el desahogo está bien y el desenfado, el desenfunde, el desenchufe e incluso el enchufe su cable a tierra y escriba, sáquelo afuera, expóngalo. Eso está bien, despenarse sobre la hoja como sobre la copa, el cigarrillo o los ravioles. Sin embargo, se me ocurre que toda pena de amor –¿de qué otro gusto hay?- nos resulta fértil prado para escribir cuando podemos evocarla, cuando ya la hemos padecido hasta el desaliento. Una pena digerida, masticada, lista para optimizarla hasta el arquetipo y desde esa matriz, recién entonces, parir el poema."










+
LA PIEDRA

Apretada en mi mano
captura mi calor
-fresca costumbre-
y el secreto sonido de mi alma.
Huevo del tiempo,
cacareado en todos los caminos,
arrojada al destino
del estrecho sendero
la forma prodigiosa
es tan sólo una piedra.









+
ANYTHING

Arrebatarse en torno del deseo
más celebrado por los cuerpos ávidos.
Desabrocharse el alma de a botones,
ventilar los sentidos,
atracción en los ojos y en las bocas
que actúan sin nombrarse,
sin preguntas,
sin reservas
y sin presentimientos.
Entregarse
a la pasión por el goce
y al goce por entero
y saber y conciliar
que no hay atisbos de amor en esa entrega,
que gobierna la piel,
rige la carne,
con la despótica pasión de un soberano.

+

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